sábado, 10 de septiembre de 2011

Día 3: Empire State of Mind
Antes de nada, sé que no es mi tercer día aquí. Es solamente que no me apetece soltar una inmensa parrafada y he decidido dividir mis dos primeras semanas en partes, que iré actualizando poco a poco y es que no tengo apenas tiempo para nada. Vayamos al grano pues.


Impresionante, simplemente impresionante. Salir del Planet Hollywood sabiendo que Paul Newman pudo pisar dónde tú pisas para encontrate con un Times Square nocturno con "New York, New York" de Frank Sinatra de fondo, no tiene precio.
Empecemos desde el principio. A las siete de la mañana de un martes día veintitrés mis manos decían adiós a través de la ventanilla de un avión a un Vigo que atrás quedaba. A las 8 y media aterricé en Madrid y, después de perderme UNA SOLA VEZ, puedo estar orgullosa, llegué al punto de encuentro con los demás chicos y chicas de FSL. Gente muy maja, por cierto, les cogí más cariño en tres días que a muchos en 10 años. En fin, que gracias al amplio intervalo de tiempo entre vuelo y vuelo, nos pasamos el día corriendo de terminal en terminal, y a puntito estuvimos de perder el vuelo en Londres.
Llegamos a Newark agotados y nos fuimos directos al hotel, donde cenamos por tercera vez en el día y descubrimos la piscina del hotel, la cual nunca llegaríamos a tocar. Después de las rutinarias rondas nocturnas, nos juntamos todos los españoles en una habitación para pasar el rato.
Al día siguiente tocó día en NYC: ruta en bus, vuelta a la estatua de la libertad en barco desde el puerto de Manhattan, Empire State y Times Square. Es más o menos el resumen del día, y me bastó para enamorarme de la ciudad. Esa noche tampoco dormimos, entre que unos cogían el avión a las dos y media y otros a las cinco (yo era de esas), nos volvimos a juntar en una habitación y nos dedicamos a matar el tiempo. Todavía recuerdo las vueltas incesantes para encontrar leche de habitación en habitación que poner en nuestros cafés recién hechos.

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